Las cartas elegidas se publican sin correciones, tal cual son recibidas.
Ajenjo, al recibir tu carta lo primero que me vino
a la mente es ¿Quién es éste que se dirige a
mí por mi segundo nombre? luego me di cuenta que era sólo
una casualidad. Tu carta me llegó en uno de los momentos más
tristes de mi vida, hoy, ya más tranquila puedo referirme a
él. Fue cuando descubrí que el hombre que me había
hecho ilusionar más que mi primer amor, era una mentira; era
de una crueldad que jamás pensé existiera y menos en
él; capaz de, luego de haber terminado él mismo la relación,
buscar una supuesta reconciliación y hacerte viajar a otro
país bajo el engaño de que era necesaria tu presencia
para buscar y decorar la casa donde vivirían en máximo
tres meses, para a tu arribo hacerte ver que todo fue un plan para
burlarse de ti, de un sentimiento tan noble y puro como el amor, al
extremo de compartir su burla con terceras personas como para que
la sintieras con más contundencia; capaz de agredirte verbalmente
con bajezas tales como utilizar confidencias que le hicieras, dándoles
un sentido sórdido que nunca existió en las vivencias
confiadas; capaz de una crueldad hasta infantil al pretender ridiculizar
tu nombre y tu apariencia física, esta última, la delgadez
producto del sufrimiento que un mes antes había causado la
ruptura de la relación, es decir, de tal pobreza espiritual
que hasta fue capaz de burlarse del dolor, del sufrimiento de la persona
a quien hasta el día antes juraba era la razón de su
vida. |