Las cartas elegidas se publican sin correciones, tal cual son recibidas.

Ajenjo, al recibir tu carta lo primero que me vino a la mente es ¿Quién es éste que se dirige a mí por mi segundo nombre? luego me di cuenta que era sólo una casualidad. Tu carta me llegó en uno de los momentos más tristes de mi vida, hoy, ya más tranquila puedo referirme a él. Fue cuando descubrí que el hombre que me había hecho ilusionar más que mi primer amor, era una mentira; era de una crueldad que jamás pensé existiera y menos en él; capaz de, luego de haber terminado él mismo la relación, buscar una supuesta reconciliación y hacerte viajar a otro país bajo el engaño de que era necesaria tu presencia para buscar y decorar la casa donde vivirían en máximo tres meses, para a tu arribo hacerte ver que todo fue un plan para burlarse de ti, de un sentimiento tan noble y puro como el amor, al extremo de compartir su burla con terceras personas como para que la sintieras con más contundencia; capaz de agredirte verbalmente con bajezas tales como utilizar confidencias que le hicieras, dándoles un sentido sórdido que nunca existió en las vivencias confiadas; capaz de una crueldad hasta infantil al pretender ridiculizar tu nombre y tu apariencia física, esta última, la delgadez producto del sufrimiento que un mes antes había causado la ruptura de la relación, es decir, de tal pobreza espiritual que hasta fue capaz de burlarse del dolor, del sufrimiento de la persona a quien hasta el día antes juraba era la razón de su vida.
Como te imaginarás mi amor se extinguió como por arte de magia, pero me quedó ese amargo sabor de sentirme burlada, ese vacío de ilusiones pisoteadas, esa desazón infinita que produce la impotencia ante injusticias como ésta; esa incertidumbre que produce el buscar respuestas y no encontrar ninguna que racionalmente justifique lo ocurrido y donde sólo queda preguntarte ¿Por qué a mí?
Tus correo primero y tu sitio después, reafirmaron en mí que ese sentimiento sublime, el amor, sí existe, y que quienes se burlan de él, como Pablo, hacen saltar las lágrimas de tanta lástima que inspiran ante el infierno que deben ser sus vidas.
Tanta manipulación para causar sufrimiento me pareció de un ser tan retorcido, que me recordó un pasaje impresionante de "Infierno" de Dante, el cual te transcribo, no sin antes pedirte disculpas por representar un sentimiento tan opuesto al que tú fomentas en tu página:
 
“Vi venir personas que lloraban en silencio y caminaban.... con.... paso lento.... Cuando incliné más la mirada, me pareció que cada uno de ellos estaba retorcido de modo extraño, desde la barbilla al principio del pecho. Tenían el rostro vuelto hacia la espalda y les era preciso andar hacía atrás, por haber perdido la capacidad de ver hacia delante.... Considera para ti mismo si mis ojos podrían permanecer secos cuando vi de cerca figuras humanas tan torcidas, que las lágrimas le corrían entre las nalgas.” (Canto XX)
 
Agradezco a Dios que exista gente como tú, para que, no obstante la perversidad de algunos seres retorcidos, nos reconciliemos con un sentimiento tan hermoso como es el amor. Agradezco también el desahogo que significa poder expresar mis sentimientos ante alguien con la suficiente grandeza espiritual como la tuya, grandeza que queda evidenciada en la creación de una página como cartasdelalma.com.
EVA
Caracas, 05-02-01

ajenjo@cartasdelalma.com